sábado, 14 de mayo de 2011

El temor de la industria cultural actual.

En la actualidad es habitual escuchar  que hay crisis en ciertos sectores culturales como la música o el cine. Esta afirmación es falsa pues nunca antes se había consumido tanta música o productos audiovisuales. Lo que está en crisis son las industrias tradicionales que basan sus beneficios en la explotación en exclusiva de los productos. Al abrirse nuevas ventanas de exhibición o consumo, gracias a internet, el mundo entero tiene acceso a productos culturales que antes le era imposible, bien por  precio o por lejanía. Este acceso universal pone en pie de guerra a las industrias que observan cómo no reciben los ingresos correspondientes por tan alta cuota de consumo.
Hasta el momento, las industrias han recibido grandes beneficios y ahora tienen miedo a arriesgarse a establecer un modelo de negocio que aún sigue en estudio o planificación porque aún está en pañales y se desconocen sus verdaderas consecuencias. Las industrias culturales se hacen las sordas ante la sociedad por el temor que les provoca el cambio y le impide participar en la creación del nuevo modelo. El “sector tradicional” vive bien como está y en muchos casos, apoyado por las instituciones gubernamentales. Recuerdo que, según las malas lenguas, se presionó al gobierno español desde los EEUU para la creación de una ley antidescargas (ley Sinde). Es decir, la industria cultural tradicional es lo bastante poderosa para mantenerse, tiene influencia sobre los gobiernos precisamente por el dinero que ganan o los puestos de trabajo que genera.
La democratización de la cultura traerá el fin de las grandes empresas discográficas y todopoderosas productoras de cine, acabará con un sistema que enriquece a unos pocos y el modelo cultural universal mutará a un reparto equitativo de la riqueza que genera la cultura humana. Pienso en un consumo más localista y plural, que se vean los productos de la tierra, por ejemplo que no se estrenen 2000 copias de una película americana con los mismos modelos culturales.

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